Palabras Claves: reflexión, sueños
Resulta que un sueño llevaba ya tiempo soñando, tenía ya tiempo siendo soñado y sentía que su momento de despertar estaba cerca. Era un sueño sencillo y hermoso, a la vez sólido y ligero, pequeño y gigantesco, que llamaba la atención y pasaba desapercibido. En fin, era como son los sueños, sólo que a diferencia de otros, este estaba completamente decidido a volverse materia, a dejar su mundo y llegar al nuestro.
Así que sin pensarlo mucho o tal vez porque ya lo había pensado mucho, comenzó con los preparativos para el viaje, a hacer el extraño equipaje que acompaña a los sueños en sus andares. Yo no sé si tú lo sepas, pero no utilizan cualquier maleta – si en realidad quieren llegar a nuestro mundo, sólo usan un cierto tipo de valija. Una valija mágica, cuyo encanto no consiste en su tamaño ni en su color sino en la asombrosa capacidad de generarse a sí misma.
Cuando el sueño tiene verdaderos deseos de emprender su viaje, su corazón late distinto y la valija aparece, primero chiquitita y desde ese momento ella misma comienza a construirse y a crecer, hasta tener el tamaño justo para ese viaje en particular.
De esta manera, nuestro sueño tomó su maleta que para estos momentos ya se había generado a sí misma completamente, le pidió gentilmente que se abriera y comenzó a pensar qué era lo que SÍ quería llevar consigo en ese viaje, cuál abrigo SÍ le serviría en estas épocas del año, con qué camisa SÍ se vería muy elegante en el momento de volverse realidad, qué mapas SÍ le mostrarían el camino e incluso qué libro SÍ le permitiría aprender y divertirse mientras viajara y no tuvo más que irlo pensando para que todas estas cosas SÍ se acomodaran correctamente y su equipaje quedara listo.
Ahora quedaba la cuestión de cómo viajaría, después de evaluar todos los pros y los contras nuestro sueño llegó a la conclusión de que le gustaba depender de sí mismo y que aunque le agradaba la compañía de otros sueños, sería para él un buen reto y una gran satisfacción saber que este viaje sólo estaría bajo su propio control, que viajaría a su paso, llevaría su brújula y hasta cocinaría sus propios alimentos.
De modo que ya con la decisión tomada nuestro sueño empezó a pensar cuándo llegaría al mundo de los hombres, cuál era el mejor sitio para tomar forma, quiénes lo recibirían a su llegada, y la verdad es que este sueño tenía una gran imaginación ya que pudo ver por adelantado todos los detalles, los colores y las formas de su arribo, pudo escuchar los sonidos y las palabras que estarían presentes, hasta pudo sentir con su cuerpo de sueño lo que sentiría al tomar forma y concluir su viaje y cada vez se sentía más motivado y más alegre, sabiendo que disfrutaría no sólo su llegada, sino cada una de las etapas del viaje, es más ¡Que estaba disfrutando ahora!
Los últimos preparativos para su salida los realizó esa noche, con el mapa en mano fraccionó las etapas de su viaje, decidió cuáles eran los pasos a seguir e incluso revisó cuánto tendría que invertir para hacerse realidad y después de hacer esto a detalle se fue a dormir para estar lleno de energía e iniciar su viaje al día siguiente.
Esa noche nuestro sueño soñó un sueño diferente, soñó una gran pregunta: “¿para qué?” de bellas y coloridas letras, pero no sólo eso, sino que también soñó la más hermosa respuesta… y que esa respuesta le dio alas… y volando llegó hasta aquí.
