Soy puente de cultura

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Palabras Claves: reflexión, espiritualidad

Desde pequeña Juana Bac´oj fue constante blanco de burlas por parte de sus compañeros por su origen indígena. Durante mucho tiempo sintió que ella no podía ser nadie, intentó cambiar su nombre, estudió una licenciatura y trató de olvidar todo sobre sus orígenes. Des preciaba lo indígena y también lo occidental, dondequiera que llegaba se sentía como una extraña, no encontraba un lugar propio y no podía progresar en nada que iniciaba. un día la invitaron a una excursión por la selva.

La primer noche en la selva despertó de madrugada, intentó dormir nuevamente pero el calor y el ruido de los insectos le parecía insoportable, estaba decidida a regresar a las comodidades de la ciudad al día siguiente y olvidarse de esa tontería de la naturaleza. Decidió levantarse y caminar. A la orilla del campamento había un sendero iluminado por la luna llena. Su mente le decía que no se alejara de los demás, pero algo en su corazón la llamaba a explorar el camino.

Avanzó por el sendero y se encontró con un río transparente, había un puente colgante y cuando lo iba cruzando se dio cuenta que su interior se encontraba cada vez más dividido entre lo incorrecto y el gusto de hacer lo que estaba haciendo. al cruzar el puente sintió una brisa fresca, el calor ya no era insoportable y no se escuchaba un solo insecto, el silencio era absoluto y extrañamente placentero. Al dar la vuelta en el sendero se encontró frente a frente con los restos de una pirámide, no muy alta, de unos tres pisos de altura. Al pie de la pirámide había una anciana.

«C´uxi Bac´oj» dijo la anciana. Juana no había querido aprender su lengua, sin embargo, al escuchar a la anciana, entendía todo lo que esta decía «Bienvenida hija nuestra, nuestra sangre, nuestra alma. Mientras tú estés viva, nosotros seguimos existiendo. Tu madre indígena, tu padre extranjero, tú eres Bac´oj, el puente, ya no solo eres maya, ahora eres maya galáctica, tu sangre te abre puertas, une mundos, crea nuevos espacios. No nos olvides hija y tampoco olvides a tus otros ancestros, todos morimos para que tú pudieras tener un lugar en el mundo, un lugar en armonía. Te bendigo hija de la tierra, hija del sol y deseo que en tu corazón ya no haya más guerra, solo cantos de aves y plumas de creación»

Dicho esto la anciana caminó detrás de una gran ceiba y desapareció. Después de ese encuentro la vida de Juana cambió. Ahora era una mujer maya galáctica, un ser humano sin divisiones, un alma del mundo.

 

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