Palabras Claves: grupal, cohesión grupal, observación, comunicación
Dinámica:
Dice el coach:
–Todos caminando. Observar todo el espacio, objetos, personas, detalles, etc. Cuando el facilitador diga “stop” o “congelen”, todos serán invitados a cerrar sus ojos (se puede agregar alguna broma acerca de lo difícil que puede resultar eso, pero alentándolos a confiar) y con la mano que prefieran, extendida, señalar algo, una persona o un objeto. Por ejemplo, ¿dónde está Juan?, ¿dónde está el rotafolio?, ¿dónde está la planta con flores amarillas? Siempre con el brazo extendido abrir los ojos y corroborar.
Repetir esto algunas veces señalando la importancia de ser un buen observador y tomando conciencia de cuánto no lo hacemos. Distinguir entre mirar y ver.
Luego siguen caminando y agregamos alguna complejidad. Cuando el facilitador diga “uno” buscarán a la persona más cercana y solo se saludarán de manera formal; cuando diga “dos” no se saludarán sino que se presentarán con el nombre; al decir “tres” mencionan posición/cargo que tengan en la empresa o cuál es su trabajo, oficio, actividad o profesión.
Atención: al decir el número, sólo deberán hacer lo que se les pidió. Por ejemplo, si digo “dos”, sólo tendrán que presentarse con el nombre, no se saludarán ni dirán su ocupación.
El facilitador podrá luego combinar indicaciones. Por ejemplo, “uno y dos”, “dos y tres”, o las tres juntas. Además de promover un clima agradable, es una invitación a presentarnos de otra manera y, sobre todo, de reconocer cuántas falencias tenemos en el escuchar. Retoman luego el ritmo normal de caminata centrados en la respiración, chequeando las diferencias que perciben comparado con el inicio del ejercicio
Recurso final optativo para los ejercicios
La siguiente opción me da extraordinarios resultados.
Ya caminando normalmente, cada uno con su ritmo y cadencia. Indico entonces que cuando yo (el facilitador) diga “ya”, la persona con la que circunstancialmente se crucen y a quien saludarán, será alguien muy querido a quien hace diez años que no ven y se alegran de reencontrar. Muchas veces juego con esto y les digo que caminando piensen que han pasado diez años desde esta experiencia de la cual guardan los mejores recuerdos. Que todos han crecido y se desarrollaron personal y profesionalmente. Y que la persona con la que se cruzarán es uno de los compañeros aquí presente. El contacto corporal y la frecuente algarabía generada resulta un excelente potenciador.
