Palabras Claves: reflexión, constancia, perseverancia
Todo corredor consumado primero fue bebé. Para que un bebé pueda caminar es necesario que su cuerpo se vaya adaptando a cada etapa del crecimiento, primero está acostado boca arriba y sus movimientos son mínimos. Después da la vuelta y, al quedar boca abajo, su perspectiva del mundo es nueva y completamente distinta. Luego comienza a levantar su cabeza con el apoyo de sus bracitos. Al pasar un tiempo consigue sostenerse en cuatro puntos y, cuando sus piernas son lo suficientemente fuertes, comienza a gatear.
El siguiente paso es ponerse erguido con la espalda recta sosteniéndose con la manita sobre alguna superficie sólida. Más adelante intenta ponerse en pie sobre sus pequeñas piernas; cuando consigue estar erguido y de pie, intenta mover un piecito detrás del otro sosteniéndose con las manos. El momento de soltarse de la superficie sólida e intentar equilibrarse sobre ambos pies es algo emocionante: por primera vez se sostiene sobre dos piernas por sí mismo.
Por último llega el momento extremo de mover un pie hacia delante sin perder el equilibrio, cuando consigue hacer este movimiento varias veces sin caer al suelo, el bebé está caminando. Lo que sigue ya sólo es correr.
Ningún corredor consumado llega a serlo olvidando todos los pasos anteriores que le permitieron ser lo que es.
