Mi padre el indicado para mi

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Palabras Claves: reflexión, padres, vida

Cuando era pequeño, Teseo caminaba por la playa mirando al horizonte. Le habían contado de una isla lejana donde habitaba un ser mitad hombre, mitad bestia que era capaz de hacer las proezas más grandes y a la vez las crueldades más terribles. Cuando Teseo miraba la mar se imaginaba enfrentándose a este ser mitológico. ¿Qué haría cuando estuviera frente a él? ¿Lo mataría? ¿Loaría su maestro o su esclavo?

Pasó el tiempo y Teseo se convirtió en un joven fuerte, todos hablaban de sus cualidades. Sin embargo, él sentía que no valía mucho, no encontraba su lugar y los otros jóvenes le resultaban distantes. algo dentro de sí le atormentaba; este sufrimiento comenzó a crecer hasta que el vacío era insoportable, nada lo llenaba, ni las aventuras extremas ni los romances con las hermosas mujeres atenienses, había noches que bebía en exceso o se perdía ingiriendo exóticos brebajes que le hacían ver visiones, pero nada lo llenaba, nada lo satisfacía.

Cierto día Teseo decidió hacerse a la mar y perfilar su embarcación rumbo a la isla del mítico ser que había escuchado desde niño. Todos en la aldea pensaban que estaba loco al ir solo en semejante aventura, pero Teseo no escuchó las advertencias de nadie, ni siquiera las de su madre, que lloraba e imploraba que no fuera.

La travesía no fue nada fácil, varias veces estuvo frente a frente con la muerte: en la tormenta que estuvo a punto de ahogarlo o bajo el sol insoportable, también en la ocasión en que se quedó sin alimento y sin agua. A pesar de las dificultades Teseo llegó a la isla. Tomó su espada y valientemente se internó en los pantanos, enfrentando serpientes venenosas, violentos insectos, animales salvajes y otros grandes peligros.

Por fin se encontró frente a la cueva del bestial ser mítico. Empuñando escudo y espada entró en la oscuridad. Después de caminar por horas entre oscuros laberintos, llegó a un espacio iluminado por un enorme y hermoso fuego. Quedó embelesado por el brillo y el calor, tuvo una sensación extraña, como de estar en su propio hogar.

Entonces el ser mítico apareció y Teseo quedó sorprendido, se parecía mucho a él, sólo que tenía mayor edad y en su rostro había arrugas que mostraban su experiencia de vida. Teseo dijo: he pasado por muchos peligros, he hecho cosas buenas y malas, y otras tantas de las que no me creía capaz, me di cuenta en el camino que soy un gran hombre y también puedo ser una bestia. ahora estoy aquí y vengo por ti. El hombre le respondió: me da gusto que hayas vivido algunas cosas que yo viví, eso es experiencia, eso es vida. Me da mucho gusto que hayas venido, ya era hora, hijo.

 

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