Palabras Claves: reflexión, vida, actitud
Después de muchos años, dos niños que habían sido grandes amigos se encontraron siendo adultos. Uno vestía de traje, viajaba en un vehículo blindado y era acompañado por guardaespaldas, y su rostro lucía tenso aunque aparentaba placer. El otro vestía elegantemente, usaba un sombrero de terciopelo, joyas exóticas, un bastón antiguo y su rostro brillaba con vitalidad a pesar de las arrugas grabadas en la piel. Las sincronías de la vida los llevaron a que se encontraran después de muchos años sentados lado a lado en un avión. Luego del gusto de reconocerse comenzaron a platicar para ponerse al día con sus vidas.
El primero dijo:
—Mi vida es muy estresante, muchas personas dependen de mis decisiones y tengo que quedar bien con todos, he tenido dos paros cardiacos y he perdido varios seres queridos. Lo único que me hace feliz es escaparme por las tardes a beber o visitar una casa de citas. Tengo mucho dinero aunque te confieso que me estresa el pensar en perderlo, hay mucha gente que me envidia y quisiera acabar conmigo. Sin embargo me considero un hombre exitoso y estoy feliz de haber llegado hasta donde estoy y ser lo que soy, no cualquiera es negociante y político exitoso a la vez. ¿qué me cuentas de tu vida?.
—Pues yo viajo mucho y me encanta, conozco tantos lugares y tantas personas que se vuelven mis amigos. Tengo amistades en todo el mundo. Mi trabajo tiene gran responsabilidad, de mi dependen muchas familias más las familias que vienen a recibir nuestra labor. Me encanta hacer felices a las personas. Es verdad que a veces los tiempos son un poco duros, pero el equipo con que trabajo está tan entusiasmado como yo y sacamos adelante el trabajo. Sabemos que todos dependemos de todos y el error de uno es el error de todos. La verdad es que mi secreto es que disfruto inmensamente lo que hago y te confieso que no me vería haciendo nada más, eso es mi éxito y por ello me considero un hombre exitoso y pleno. La verdad nunca imaginé que mi trabajo me diera tantos placeres ahora mismo voy a contactar con unos clientes que están ansiosos de ver nuestro trabajo, dijo el segundo.
—¿En qué trabajas?. Preguntó intrigado el primero.
—Soy director de un circo.
