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Palabras Claves: reflexión, amor, felicidad

Hace tiempo en un lugar, había un rayito de sol feo, gordo y triste, o al menos así se sentía él. Gris, pequeño, lejano de sí mismo, pesado, fuera de foco, áspero y sin brillo.

Sus días transcurrían húmedos, nublados, aburridos, silenciosos y sin embargo, un buen día su corazón latió con una melodía diferente… observó ya no en sueños sino en frente suyo al bellísimo botón de rosa, brillante, cálido, cercano. Y se enamoró perdidamente.

Y como el amor hace que los rayitos de sol hagan cosas extrañas, sin pensarlo más, acarició la flor con su luz, la besó con su brillo y brotando de donde siempre brota la magia ocurrió, ese rayito de sol triste, gordo y feo se transformó en un delgado, apuesto y alegre destello.

O al menos así se sentía él, al menos así lo miraba ella.

Botón de rosa que sin darse cuenta dejó atrás ideas de pequeñez, pensamientos de debilidad, y sin más empezó a florecer. Radiante, cálida, fragante.

O al menos a si se sentía ella, sin duda así la percibía él.

Y sus días fueron coloridos, grandes, cercanos, ligeros, nítidos, suaves y luminosos.

O al menos así los vivieron ellos.

 

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