Palabras Claves: grupal, autoconocimiento, observador, problemas
Dinámica:
Para el facilitador: tomar una hoja de papel cualquiera. Lisa o rayada, de cuaderno o de diario. Sosteniéndola con la mano y dejándola colgar preséntenla al interlocutor o al grupo, pidiéndoles que describan lo que ven con la mayor cantidad de detalles: es una hoja, sostenida por los dedos de una mano, tiene ángulos rectos, es liviana, tiene colores, lisa, se mueve, etc., etc.
Consigna y desarrollo
Dice el facilitador:
–Cierren ahora los ojos e imaginen que cada uno de ustedes es esta hoja. Piensen y sientan en primera persona (el facilitador va expresando cosas antes dichas). Traten realmente de sentirse como esta hoja: “Soy una hoja, estoy siendo sostenida por una mano, me muevo por el temblor de la mano, tengo cosas escritas en mí, etc.”
El facilitador hablará de manera pausada, contribuyendo a lograr esa identificación.
Al cabo de unos instantes, sorpresivamente y haciendo que se escuchen los ruidos que genere, romperá la hoja a lo largo, desgarrándola varias veces. Luego hará un bollo estrujando los trozos y hasta podrá arrojarlo contra el piso y también pisarlo.
Pedirá que registren lo que están sintiendo en ese mismo momento. Qué les sucedió internamente. Luego pedirá que abran los ojos y que compartan pensamientos y sensaciones.
Generalmente los interlocutores se sienten estrujados, partidos, arrojados y a veces también sienten enojo hacia el facilitador. Puede ser legítimo y bastará con expresar disculpas y compartir el sentido y el objetivo del ejercicio. La finalidad no es abusar o burlarse de los sentimientos de otros, sino evidenciar que eso que nos pasó en un ejercicio (realizado además en un ámbito de intimidad y de resguardo psicológico) es muchas veces lo que nos acontece en nuestra vida cotidiana cuando no discriminamos entre “ser” e “identificación”.
Dice el facilitador:
–Lo roto y estrujado fue el papel, no ustedes. Nos perdemos a nosotros mismos identificándonos con aspectos parciales (por ejemplo, una enfermedad. Decimos “Soy diabético, en vez de soy X y tengo diabetes”) o con objetos o cosas externos a nosotros y que, al perderlos, sentimos que se pierde nuestra razón de ser (la pérdida de un trabajo, una separación amorosa, etc.). Tener conciencia de esto no evitará el dolor de la pérdida, ni el temor a circunstancias desconocidas; tener conciencia del ser nos posibilitará la generación de acciones para esponder a las circunstancias a las que la vida nos enfrenta.
Muchas veces pensé lo narcisisísticamente halagador que puede resultar que alguien nos diga “sin ti no puedo vivir”. Al mismo tiempo esa declaración se transforma en una pesada carga por ser responsables de la vida del otro.
Otro tema interesante a remarcar por parte del coach es que si bien todos miraron el mismo objeto, cada uno mencionó y fue consciente de aspectos parciales del objeto observado, la hoja.
Quizás hubo aspectos de los que solo se percataron cuando otro los mencionó, o que para alguno fue significativo y no así para otros. Recordemos los modelos mentales: “No vemos el mundo como es, sino como somos.”
