Fiesta

0 0 votos
Article Rating

Palabras Claves: reflexión, interior

Era curioso observar cómo aquellos textos se preparaban para la fiesta. La enciclopedia revisaba todo su conocimiento para decidir qué ropas ponerse, el relato de aventuras se apresuraba para llegar (buscando – claro – el camino más peligroso), la carta de amor sonreía pensando cómo se vería más hermosa, el agudo ensayo se hacía preguntas filosóficas sobre la trascendencia – o la ausencia de ella – de este tipo de celebraciones y el recetario anticipaba tacos de rajitas y chicharrón.

Ya de camino, se preguntaban ¿qué celebro el día de hoy? y a partir de ahí, otras preguntas surgían en la mente de cada escrito, algunas con respuestas claras, otras con contestaciones vagas y unas más sin respuesta alguna.

¿Celebro el final de un periodo de gran esfuerzo? ¿O sólo es la pachanga de alguien más? ¿Será que un capítulo se cierra? ¿Es festejo por las hojas que comienzan a escribirse? ¿O es más bien por las nuevas recetas que ahora tengo? ¿Tendrá que ver con la que ya logré? ¿O quizá con las letras que aún no he escrito?

Estas y otras preguntas se hacían a sí mismos incluso cuando se saludaban unos a otros al llegar; y como pasa en las fiestas, platicaron y se rieron, comieron y bromearon, comentaron planes, estrecharon amistades, se dieron buenos abrazos y pensaron que sería bueno verse pronto.

No obstante, con el tiempo, de alguna forma las respuestas llegaron, unas durante la misma fiesta, al escuchar una palabra o al mirar una mirada, otras más tarde por la noche al irse a descansar o incluso días, meses, años, vidas o instantes después.

De alguna manera recordaron las palabras-semilla que habían sembrado juntos, las palabras-sueño que habían compartido, las palabras-lluvia que habían recibido, las palabras-sol que los habían calentado, las palabras-viento que habían respirado, las palabras-magia con que se habían transformado, las palabras-mano con que se habían estrechado. Se dieron cuenta que había buenas razones para celebrar, que cada palabra añadida a sus hojas era en sí misma una fiesta, al igual que cada coma y cada punto; pudieron ver que no había gran diferencia entre sus palabras y las de otros – que si bien el orden era distinto, que había textos breves y otros largos, que el estilo de redacción también variaba – en el fondo, la novela de aventuras y el libro de texto, la carta de amor y el folleto técnico, la  enciclopedia y el libro de versos, compartían tantas palabras.

Palabras del mismo y hermoso idioma.

Palabras que buscan crecimiento y bienestar.

Y que cada palabra era una fiesta.

Una fiesta compartida.

 

LoadingGuardar contenido
Subscribete
Notificar de
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios