EL cocodrilo y el jaguar

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Palabras Claves: reflexión, inteligencia emocional

En una tribu a las mujeres y a los hombres les gustaban las historias. Cada luna llena, encendían un fuego en el centro de la aldea y se reunían alrededor de él simplemente a platicar, como platican las personas sencillas, las que aún siguen en contacto con el mundo.

Se contaban de todo, anécdotas, recuerdos, sueños y siempre terminaban escuchando y escuchándose contar sus leyendas más queridas. Con frecuencia el anciano de la tribu contaba la última historia de la noche, también con frecuencia le gustaba relatar la leyenda del cocodrilo y el jaguar. A pesar de que la habían escuchado innumerables veces, mujeres, hombres y niños bebían sus palabras. Algo tenía esa historia que era imposible cansarse de ella.

Cuentan que desde tiempos inmemoriales en el interior de cada niño, de cada niña, dentro de cada mujer y cada hombre de esta tribu – comenzaba el anciano con voz templada – se libra la más terrible de las batallas, ninguna guerra a la que se hayan lanzado los hombres bárbaros se le compara.

Ahí hacía una pausa y se le quedaba mirando a todos los que se habían reunido, para después continuar.

En tu interior se desgarran, una y otra vez, el jaguar y el cocodrilo. Nunca he sabido muy bien quien es quien y aunque lo supiera no te lo diría, ya que tú mismo debes descubrirlo. Lo que si te puedo decir es que uno de ellos es la encarnación de todo lo bueno que hay en el corazón de los humanos, bien se le podría llamar justicia, solidaridad, amor, gratitud, compasión, alegría, valor, fortaleza, su nombre podría ser escucha, generosidad, placer, amistad, respeto. Es una bestia impresionante, ágil, flexible, dueña de sí misma, sin duda un poderoso guerrero.

Su contrincante no se queda atrás, él es la forma física de todo el potencial destructor que tienen los hombres. Sólo decir sus nombres estremece a muchos, se llama miedo, soberbia, enojo, tristeza, intolerancia, odio, también le dicen indiferencia, envidia, egoísmo, mentira. Este también es un guerrero fabuloso, astuto, inteligente, certero y lleno de energía.

Largo rato pasaba el abuelo contando sus batallas, describiendo el tremendo enfrentamiento entre cocodrilo y jaguar. Era un gran narrador, ya que sus palabras hacían que el aire se llenara de rugidos y de garras, de dientes, de sangre, al hablar evocaba quijadas, zarpazos, casi se podía tocar a la gran bestia ancestral, al poderoso reptil de los pantanos, muchos miraban admirados al ágil felino, sombra negra y amarilla en plena lucha.

Finalmente cuando el fuego estaba a punto de extinguirse el anciano terminaba la reunión – gracias por contar y escuchar, descansen bien – decía – sueñen deliciosos sueños, sanen y crezcan. Poco a poco todos se marchaban satisfechos, felices por vivir en el mundo y por amar los cuentos.

Pero una noche, cuando el abuelo estaba a punto de despedirse después de contar una vez más los detalles de la cruenta batalla, uno de los niños más pequeños levantó la mano, como se acostumbra entre aquella gente pedir la palabra.

El anciano le asintió, dando la señal de que le estaba permitido hablar y el niño dijo – Abuelo siempre nos cuentas esta historia pero nunca nos dices quien va a ganar, yo quiero saber si será el jaguar o el cocodrilo.

El hombre viejo lanzó una carcajada sorprendido por la pregunta, después se quedó en silencio y finalmente respondió – Eso no lo sé, depende de ti. Tú sabes que un animal es fuerte cuando está bien alimentado, cuando se ejercita, cuando descansa bien, por el contrario si no come, si no se mueve, si no duerme se va volviendo torpe y débil.

Así que todo depende de a cuál de los dos decidas alimentar, a cuál de los dos entrenes, a cuál de los dos cuides para que en su descanso sane y crezca – y con un brillo de felino en los ojos, con fortaleza de reptil concluyó – Muchas gracias a todos por contar y escuchar, descansen bien.

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