Disfruten de su café

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Palabras Claves: reflexión, vida, felicidad, comunicación

Un grupo de mujeres profesionales, todas triunfadoras en sus respectivas carreras y empresas, se reunieron para visitar a un antiguo profesor que admiraban.

Muy pronto la charla se orientó en torno al interminable estrés que les producía el trabajo y la vida en general. El profesor les ofreció café, y todas lo aceptaron con entusiasmo. El hombre se fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas diferentes: de porcelana fina y barata, de plástico, de vidrio, de cristal; unas tazas sencillas y de ganga; otras decoradas; unas costosas y elegantes, y otras realmente sofisticadas.

Enseguida les dijo que escogieran una taza y cada una se sirviera del café recién preparado. Cuando todas lo hicieron, el viejo maestro aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:
—No sé si habrán notado que las tazas más bonitas fueron escogidas primero, y que en cambio muy pocas de las más sencillas y baratas fueron elegidas. Ello es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo. Pero esa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al estrés. Les puedo asegurar que el color, el tamaño o la decoración de cada taza no le añadieron nada a la calidad al café. En realidad, la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos. Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. Después ustedes se pusieron a mirar las tazas de las demás.

Las miró, sonriendo, para observar la reacción de sus exalumnas, y dijo:
—Ahora piensen por un momento que la vida es el café. Los trabajos, el dinero, la posición social, el poder, son meras tazas que le dan forma y soporte a la vida; el tipo de taza que tengamos, no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos.

Finalmente, poniendo las manos en forma de cuenco, como para indicar la forma de una taza, el profesor remató:
—No obstante, muy a menudo nos concentrarnos tanto en la taza que dejamos de disfrutar el verdadero aroma del café. En otras palabras, la gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo, sino la que hace lo mejor con lo que tiene.

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